El sentido de la hermenéutica. La articulación simbólica del mundo.

Autores/as

Luis Garagalza Arrizabalga

Sinopsis

El sentido no es algo exclusivo de la Hermenéutica, algo que ella domine o administre. Es más bien la Hermenéutica la que tendría que comprenderse como una actividad puesta al servicio del sentido e incapaz de agotarlo, acotarlo o contenerlo. Pues, el sentido no le pertenece a la Hermenéutica, sino que, a la inversa, es la Hermenéutica la que se pone al servicio del sentido. Dicho sentido sería aquello que de un modo u otro siempre persigue o anhela, aunque sea en negativo, el ser humano, ese animal intérprete o simbólico que genera una pluralidad de lenguajes culturales en cuyo interior, como en una retorta alquímica, se articula y configura, o se desfigura, el sentido. La búsqueda del sentido, como el amor ala sabiduría propio de la filosofía, es inacabable: una aventura infinita. La necesidad de búsqueda puede servir para comprender que la interpretación humana, nuestra hermenéutica, consiste en asumir, sobrellevar y aceptar el sinsentido efectivo, patente, ónticoliteral, aunque intentando abrirlo, en la medida de lo posible, a un sentido afectivo, latente, ontológico-simbólico, que si bien no se presenta de un modo directo, sólo por el hecho de buscarlo, ya nos guía, al menos como querían Sócrates y Nicolás de Cusa, hacia una 'docta ignorantia'. Nuestra búsqueda en El sentido de la Hermenéutica se articula en tres grandes ejes temáticos: el estudio de la estrecha relación que la filosofía mantiene con el lenguaje (y viceversa), la consideración y el seguimiento de la presencia del simbolismo en la filosofía y, por último, la reflexión sobre lo que de un modo muy general podemos llamar 'el problema del mal'. Tres temas que bien pueden servir como inicio de esa aventura de la Hermenéutica que es uno de los acatares de la Filosofía.

Publicado

enero 1, 2015